De Santa Cruz a Samaipata
La paciencia es una virtud que se tiene que practicar, Bolivia es un lugar adecuado para ello. La parada de taxis compartidos al suroeste del primer cinturón era el punto de partida hacia Samaipata, solían salir tan solo una vez al día y cuando estaban llenos. Al llegar me indicaron que faltaban dos pasajeros, por el momento un alemán y yo éramos los únicos; completarlo requirió casi una hora.
La antigua carretera de Santa Cruz a Sucre explica el aislamiento que durante siglos vivió la zona, su gran deterioro actual es producto del abandono desde que se abrió la vía circulatoria por el este de la cordillera dirección Cochabamba, provocando la activación del comercio al aproximar Santa Cruz a la capital administradora trativa, pero también había facilitado la aproximación e injerencia de los “blancos” en los poblados amazónicos.
La carretera, una vez que se cruza el paisaje agrícola, empieza a ascender entre curvas en permanente traqueteo. Sin protectores de carretera, ni señalizaciones, transitamos por una desvencijada calzada acompañada de precipicios, en la que el asfalto había desparecido, gran parte oculto bajo tierra y arena o simplemente inexistente. Los socavones que no siempre podíamos esquivar, provocaban el continuo parar para sobrepasarlos. En contraste, el paisaje adquiría una gran belleza verde, espesa, salvaje y majestuosa.
Un recorrido de 120 Km. que hicimos en tres horas y en el que al menos tres lugares situados al borde de precipicios, fueron señalados por el conductor lugar del trágico despeño de un autocar o de un todo terreno.
Samaipata
Después de tres horas desde Santa Cruz castigando los riñones llegamos a
Samaipata, situada a 1950 msnm, en su denominación yunga
significa “descanso en las alturas”, es un pueblito con un sorprendente encanto
de gran singularidad. Llamada Castilla por los españoles y renombrada por la
ciudad Del Valle de la Purificación de la Santísima Virgen, disfruta de un clima
templado sub-tropical y está rodeada de numerosas bellezas naturales y
arqueológicas.
Podría ser uno de los enclaves turísticos más importantes de Bolivia, pero las
comunicaciones y el estado de las calzadas, las restricciones de servicios
(electricidad, agua...) y la poca promoción turística, dificultan bastante este
objetivo.
La crisis climática (en el aquel momento llevaba cuatro meses sin
llover) había provocado el dictaminar zona catastrófica al parque nacional más
bello de Bolivia y que contiene una de las mayores biodiversidades del planeta:
El
parque
Amboró.
En concreto, desde Samaipata pretendía visitar el bosque nublado en el que se
reúne la mayor extensión de helechos gigantes del planeta. Por desgracia, la
sequía estaba poniendo en grave peligro este vergel prehistórico que también por
cuestiones metereológicas no pude acceder, por ello os pongo un enlace con las
posibilidades de visita al parque, todas las referencias de los visitantes que
conocí fueron entusiastas, pero necesitáis disponer de un mayor tiempo de
estancia.
Otra de los aspectos que tenéis que tener en cuenta es que los
transportes privados son relativamente caros, por lo que buscar formar parte de
un grupo, y en temporada baja no es fácil de encontrar.
Una de mis sorpresas al cruzarme con sus habitantes, fue descubrir el poco
mestizaje de la población, la huella étnica precolombina parecía haberse
diluido. Junto con los Vallunos de Samaipata conviven 25 nacionalidades
extranjeras, un ejemplo de convivencia de micromundos multinacionales “blancos”
en una población de 4.500 habitantes.
La gran sorpresa de la Villa se centra en la monumental “Plaza Principal”, rodeada
de blancas edificaciones de planta colonial o republicana.
En una esquina destaca la simpática iglesia de la Candelaria.
En su amplio
espacio lateral se colocan los motores que realizan las salidas a los
diferentes y solicitados rincones turísticos.
La principal está inundada de esculturas en piedra,
conjuntos escultóricos compiten con figuras individuales, abstractas o
figurativas. La plaza parece evocar con orgullo el trabajo en piedra que
caracterizó a la villa en el pasado, desde reproducciones de signos, símbolos y
formas que los pueblos originarios dejaron en la piedra, hasta esculturas
figurativas modernas basadas en las sinuosas líneas precolombinas.
Fascinante
son las reproducciones de los misteriosos grabados, según parece la primera
expresión de los mitos de forma abstracta, utilizando un minimalismo figurativo
geométrico; claves aún por descifrar de una cultura desaparecida antes que
llegara aquí el Imperio del inca.
Sentado en un banco de la plaza, reflexioné sobre la curiosa y trabajosa forma
de casi dos metros en arenisca, evocando las
tumbas ovales de barro del pueblo Chané.
Conocería dos interpretaciones, la más común la identifica con un mal formado
huevo, en el que el corte que presumía su vaciado hundía la forma dando la
impresión de ser un fardo atado, posiblemente evocando una forma anterior de
enterramiento, pensé. Otro, un anciano desdentado con sonrisa contagiosa, quizás
impregnado por cierto romanticismo nostálgico propiciado por su reciente
viudedad, me dijo que era un corazón partido reposando en el suelo sin
separarse.
El reservar la habitación en la posada Guasu fue todo un
acierto. La hermosa casa con su amplio y bello patio de aire andaluz
albergando pozo y horno, el delicado cuidado de las plantas, las cálidas
habitaciones revestidas de madera, un entorno lleno de antigüedades, pero en
especial, la amena relación mantenida con la dueña, Lina, convirtieron la
estancia en exquisita y las conversaciones en el patio muy amenas.
¿Qué visitar en y desde Samaipata?
Un poco más alejado de la Villa, al margen sur del Parque Amboró, se
encuentran dos hermosas visitas para los amantes de la naturaleza:
y el Refugio de fauna Silvestre Jacha Inti.
No pude visitarlo dados mis pocos días de estancia, pero según parece resulta un lugar idílico para los amantes de los animales.
Mediante voluntarios esta fundación privada, mantenida por donaciones privadas y la entrada que dejan las visitas, cuida la fauna rescatada del mercado negro por tráfico ilegal y los animales lastimados por otros animales, por el hombre o por la naturaleza.
Muchos volverán a ser libres en su medio una vez recuperados. Se puede hacer visitas, que según el comentario leído de sus visitantes son sorprendentes, dada la proximidad en que se puede interactuar con la fauna salvaje, incluso muchos les gustó tanto que se quedaron un mes ejerciendo de voluntarios. Os dejo con la página oficial de
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