Qué ver en Sucre.
Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1991, la “ciudad blanca o la ilustre” tiene en su origen el nombre de Chuquisaca. Los españoles la bautizaron La Plata y aquí fundaron la Audiencia de Charcas.
Con la República se convertirá en capital constitucional de Bolivia, con la potestad de los tres poderes bajo el nombre de Sucre, en honor al liberador del Alto Perú y primer presidente de Bolivia.
Tras la cruenta guerra civil de 1899, la llamada “guerra federal”, los victoriosos liberales paceños trasladaron los poderes ejecutivos y legislativos a La Paz, residiendo hasta nuestros días. Pero Sucre sigue siendo oficialmente la capital constitucional, aspecto que no tendría que pasar desapercibido al ignorante turista, si no quiere crear susceptibilidades, aunque hoy solo sea sede del Poder Judicial.
La ciudad sigue guardando en gran medida su aire colonial, un manto de bajas casas blancas con tejados inclinados de rojiza arcilla, pero también convive con un rancio tradicionalismo elitista y xenófobo; la pobreza muestra su trágica cara, congregando aspirantes a un habitáculo digno en el cinturón que rodea en las faldas de los cerros la luminosa ciudad.
Dado que mi estancia en Sucre fué constantemente acompañada por los compañeros que durante el trayecto en bus de la Higuera a Sucre había coincidido, junto con encuentros personales inesperados de gran valor documental y emocional (al menos para mí) y la inesperada, espectacular y trágica granizada que imposibilitó la visita de algunos lugares, he intentado haceros dos itinerarios imprescindibles para vuestra visita al centro histórico y monumental, sin relación temporal del cómo yo lo hice, otro específico para el parque del cretáceo y sus huellas de dinosaurios, y apostillo dos valoraciones históricas que me ayudaron a entender mejor el pasado y el presente sucreño, coincidiendo con el día de la mujer trabajadora en Bolivia.
Los tres recorridos se pueden realizar en dos días bien planificados, pero yo os recomendaría como mínimo tres. También os animo a disfrutar de la tímida oferta nocturna, pero de gran calidez, en especial los pequeños locales con música en directo que carecen de publicidad, por lo que tendréis que preguntar para encontrarlos y conocer con antelación su programación.
* SUCRE Y EL CRETÁCEO. Parque de Ca L’Ork’o.
Apéndices:
* Notas históricas del grito libertario en clave femenina.
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