Reserva Nacional Eduardo Avaroa (ll). Géiseres, Aguas Termales, desierto, lagunas y volcanes.
Al levantarnos, transitando Por el exterior en dirección al desayuno (en mi caso lo acompañé con la respectiva pastilla para la puna, hoy sobrepasaríamos los 5000 msnm), descubrimos en el firmamento lo que antes de irnos a dormir no pudimos ver. La bóveda celeste estaba cargada de estrellas y aunque parezca imposible aún más brillantes que la noche anterior. El frío, agudizado por el aire, también era espectacular. Alguien afirmó que estábamos a 2 grados positivos.
Conforme ascendimos hacia los Géiseres del “Sol de la mañana” (4.950 msnm) la luz empezó a despuntar tras las montañas, llegamos cuando aún no se expresaban sombras.
La actividad ígnea emanando fumarolas de vapor y gases, testimonio del hervir de sus entrañas, con aquella tenue luz que nos envolvía en un horizonte rojizo y el olor de azufre invadiendo la atmósfera, hizo que la visión se mostrase propia del inframundo, pero llena de una indescriptible belleza.
Debajo nuestro la tierra hervía y el amanecer fue iluminado lentamente el paisaje.
De los géiseres partimos hacia las Aguas Termales de Polques, allí continuaba manifestándose la actividad volcánica, calentando el agua de piscinas naturales al aire libre dispuestas para el baño.
Dado que mi bañador andaba descuidado dentro de la cargada mochila no lo saqué; el frío fuera, a pesar de que el sol nos iluminaba con alegría la cara, tampoco animaba hacerlo, pero el resto del pasaje no manifestó reparo y se dispuso a ello. No siempre tienes la oportunidad de bañarte a 5000 msnm al aire libre con agua hirviendo. El precio por bañarte en las piscinas dispuestas para ello es de 15 bs ( 2 €).
El lugar dispone de un par de locales para poder comer, también estaban bastante dejados los servicios , pero en sus aledaños, el suelo era una gran papelera de latas y plásticos.
Una pena, ya que el lago y sus colinas, con llamas comiendo paja y vicuñas Observándonos desde las alturas, son una preciosa postal de este espacio natural tan singular, Es irrespetuoso corromperlo con nuestros residuos, pero también mostrar desidia en el mantenimiento.
Hasta hace muy poco sus habitantes tan solo tenían vegetales por medio del intercambio de la sal, nada se puede plantar aquí, tan solo el pastoreo les otorgaba carne y lana. Hoy el turismo es su mayor fuente de riqueza, por lo que lo tendrían que tener en cuenta.
Después de una hora para el remojo, nos dirigimos a la Laguna Verde, sin que el conductor nos indicara el estar pasando cerca del desierto Dalí, lugar en el que, en teoría se observan formaciones de rocas erosionadas que recuerdan la obra del pintor. Desde allí, tan solo percibí el bello colorido de sus montañas tímidamente nevadas.
Después supe que de regreso a Uyuni se pasa más cerca para su visita.
Precioso sería el paseo ( más de media hora) por aquellos llanos y altos rincones agrestes, con el telón de fondo de montañas nevadas y volcanes, y con el testimonio de oscuras piedras de su intensa actividad transformadora del paisaje, hasta llegar a las más altas lagunas de la reserva, al pie del Volcán Licancabur (5.930 msnm.).
La laguna Verde
Ese espejo de agua verde esmeralda o turquesa, según la luz que recibe, provocado por el alto contenido de cobre, magnesio, carbonato de calcio, plomo y arsénico. Una agua salada sin capacidad de mantener vida en su interior, pero según nos contó, ya que no lo pudimos testificar, es un área de alimentación estacional de los flamencos.
— ¿Para comer qué? —pregunté, sin obtener respuesta.
Es increíble el estómago de estas aves, capaces de engullir elementos microscópicos en aguas con más del 65 % de sal, incluso minerales de alta toxicidad, tal es el arsénico, plomo y cobre que hacen imposible la vida en su interior, pero alimenta las suyas.
El reflejo del volcán sobre sus aguas posiblemente hizo de este paraje un lugar de gran misticismo. Alrededor del lago encontraréis decenas de apachetas.
Para los amantes de la alta montaña, la ascensión a este hermoso y perfecto cono piramidal no es muy difícil, pero recordar la previa adaptación a la altura y el frío permanente de sus alturas. Dentro del cráter hay un lago de una 700 m² y cinco de profundidad, el quinto lago más alto del mundo.
Recuerdo que por esta tierra hoy dividida entre tres naciones, fue tierra de los Diaguitas, entre otros, que al ser conquistada por el inca, éste continuó venerando como propio al Apus más importante de la región desde milenios: el volcán Licancabur.
En su falda se testimonian restos de templos y habitáculos incas en el que le ofrecieron sagrado respeto a la Pachamama. Pero también subieron piedras y construyeron pircas (muros de piedra seca) en puntos determinados a lo largo de su ascenso a la cima.
La laguna Blanca
Un angosto corredor une la Laguna Verde con la Laguna Blanca. Hay menos de media hora caminando hasta llegar a la otra extensión de agua salada, en su día unida; dicen que es muy interesante el paseo, pero nosotros accedimos por las prisas con el 4x4 bordeándolo por arriba.
Impresionante la cadena montañosa nevada de telón de fondo reflejada en la alargada laguna de aguas de un blancuzco azul arsénico. Es curioso pensar que unidas por una misma o muy parecida composición mineral las aguas tengan colores tan distintos.
Un guía de otro grupo explicaba que la alta concentración de los minerales provoca el tono lechoso, pero cuando el viento sopla en las montañas, levanta los óxidos de cobre del fondo plano y poco profundo de la laguna verde, otorgándole el precioso verde esmeralda.
La última parada del circuito (al menos para mí) se estableció cerca de la frontera Bolivia-Chile: Hito Cajones. Allí me despediría de Bolivia, de los alemanes y con mucha pena de Graciela, había sido una grata compañía durante aquellos seis días. Me acompañarían en el bus dirección a San Pedro de Acatama, Macarena y su pareja.
En la frontera chilena, con música de rock de los 70 de fondo, los guardias parecían más interesados en conversar entorno a sus intereses, que en controlar el monitor del escáner de las maletas.
Alrededor de una hora tardaríamos desde allí en llegar a San Pedro de Acatama.
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