Museo de Antropología de Sucre
Me incorporé al museo de Antropología, en el que la mayor muestra es de cerámica, expuestas en vitrinas de varios niveles, que por orden cronológico y en relación a las diferentes etnias o culturas que habitaron el departamento de Chuquisaca antes de llegada del cristiano, se presentan; la verdad, sin ninguna gracia expositora, más bien decadente, sus salas andan ausentes de documentación y de una adecuada iluminación.
Volví a encontrar las deformaciones craneales, el desarrollo de la cerámica ritual y las momificaciones naturales, el armamento lítico, y pocas cosas más, pero encontré parcas las explicaciones o hipótesis de las causas, ni se aportaban creencias o leyendas que nos las sugerieran.
Pude deducir que los Mojocoyas (s.I al XII d. C.) fue la cultura originaria más importante de la región, incluso unos hablan de haber sido los primeros en dejar sus marcas en la roca sagrada de Samaipata. Pero poco se hablaba de ello aquí, incluso en Samaipata se lJes daba mayor protagonismo.
La otra cultura que destacaba por su cerámica, son los Yamparas, algunos estudiosos apuntan que más que una etnia se trata inicialmente de un señorío que desarrolló elementos culturales diferenciados y que parece ser la única cultura que resistió el embite colonial de todo el amplio conjunto de culturas y etnias que conformaban Charcas: Omereques, Yuras, etc.., sus territorios precisamente ocupaban la zona de Cochabamba, según las crónicas españolas lugar de cruentos enfrentamientos con los hermanos Pizarro.
Según había leído los estudiosos ubican la primera organización territorial de Charcas a principios del siglo XIV, cuando guerreros de Tawantisuyo (quechuas) colonizaron la zona, impusieron su lengua, pero según parece no crearon ninguna unidad administrativa o política, pero configuraron un espacio territorial para el comercio y la defensa, incluyendo en su interior las diferentes comunidades étnicas que en ellas vivían.
Un siglo y medio después, el imperio inca al mando de Tupac Yupanqui, entró en sus territorios y los pueblos del norte le plantan cara, pero después de su primera victoria se dice que proponen un trato al Copacatiraca (de aquí se presume que había un líder superior) y al consejo de sabios de las diferentes etnias. Estos convencerán a sus comunidades que la mejor opción es integrarse en el Imperio, con el que entre otras cosas, compartían lengua.
Recuerdo que el inca tiende a lo largo de su historia a realizar este trato, respetando la cultura, creencias y ancestros, siempre y cuando aceptaran ser súbditos del rey sol.
Otra cosa ocurriría con los Yamparas, estos les plantarían cara manteniendo duros enfrentamientos y al ser vencidos cadenas. Siendo su territorio ocupado por mitimaes, que cumplirían la función de control, el Imperio inca la mita, concepto impositivo y tributario que los españoles aplicarían posteriormente de forma muy diferente.
En Potosí, dado que fue el primer lugar de aplicarse por el español, escribí sobre este tributo que provocaría el alzamiento de Tupac Amaru más de dos siglos después y su abolición efectiva no se produciría en Bolivia hasta mediados del siglo XIX.
La hipótesis difundida es que los Charcas, a la llegada del español, eran un conjunto de etnias y señoríos, con creencias culturales parecidas pero no iguales, la misma lengua (quechua) y su vida se dedicaba a la agricultura, estableciendo una organización conjunta, administrativa, comercial, de defensa y posiblemente religiosa ( no hay prueba de ello). Una cultura diversa pero bien coordinada a la llegada del inca, dominando desde los territorios de los Yungas hasta lo que hoy es el departamento de Potosí.
De su misticismo tan sólo había referencia de un Dios desaparecido llamado: tanga-tanga (semanas más tarde leería un artículo que defendía que este Dios persistió en el sincretismo, mostrándose aún hoy presente en Oruro y Potosí).
Al final del recorrido del museo había una exposición de pintura colonial muy interesante, que supuse perteneciente al museo en obras, pero carente de relación con los pueblos originarios. Pedí en recepción información escrita sobre los Charcas, pero tan solo había un libro sobre las Audiencias de Charcas, es decir, comenzaba con la conquista Española.
El territorio fue adjudicado por La Corona a Diego de Almagro, pero después de su asesinato, Francisco Pizarro envía a su hermano pequeño Gonzalo para conquistar el territorio de los Charcas. Entra por Potosí y buscando crear un lugar con mejor temperatura y protector de las minas asciende hacia Cochabamba, encontrándose con la resistencia de Ayaviri. Pide ayuda y se la concede su hermano Hernando. Logran derrotarlos y consiguen un acuerdo con Aymuro, jefe de los Yamaras para que los dejan entrar sin resistencia (pronto se darían cuenta del error, recordemos la matanza de realistas por Yamparas en Tarabuco) llegando hasta “Choke shaka” (posiblemente la capital o población más importante del territorio Charca, cerca del actual Sucre) la arrasan por completo y matan a la mayor parte de la población. La política del terror, propia de la psicopatía de los Pizarro se impuso.
Los pueblos intentan negociar la rendición y en primer momento se les permite a los orientales hacerlo, pasando a formar parte de las huestes guerreras contra sus históricos enemigos: los chiriguanos. A los otros se les aplicará la mita conduciéndolos a las minas.
Villa de la Plata de Nuevo Toledo se funda en 1538, por Pedro Anzúrez, delegado por Pizarro, para proteger lo que sería la gallina de los huevos de plata de la Corona. Hasta 1778 no se volvería a llamar Chuquisaca. La cultura Charca quedó enterrada en el más absoluto olvido, sus pueblos esclavizados y sus tierras expropiadas.
Pero la lucha continúa, hoy los Yamaras, una de las naciones originarias del Estado Plurinacional de Bolivia; según su líder nacional Humberto Guarayo Llacsa, sigue: “buscando ser un pueblo autónomo con autogobierno indígena, consolidar su propio desarrollo de acuerdo con los principios que tiene para llegar a su cauce y con su propia educación, porque el sistema educativo no responde a sus necesidades”.
Al final del recorrido del museo había una exposición de pintura colonial muy interesante, que supuse perteneciente al museo en obras, pero carente de relación con los pueblos originarios.
Pedí en recepción información escrita sobre los Charcas, pero tan solo había un libro sobre las Audiencias de Charcas, es decir, comenzaba con la conquista Española. Me pareció significativa la poca atención de la ciudad a sus orígenes humanos.
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